La Passiflora caerulea es una enredadera vigorosa que puede alcanzar alturas considerables y se adhiere a estructuras mediante zarcillos. Sus hojas son alternas, trilobuladas y de color verde oscuro, lo que les confiere un atractivo aspecto. Las flores son su característica más distintiva y son grandes, de unos 10 cm de diámetro. Tienen una forma exótica con una corona de filamentos que rodean un centro de estambres y estigmas. Las flores son generalmente de color blanco o azul pálido con un centro más oscuro.
Fruto: La pasionaria azul produce un fruto comestible llamado «granadilla» o «maracuyá» en algunas regiones. El fruto es redondo y de color amarillo o naranja, con una pulpa jugosa que se utiliza para preparar jugos y postres.
Luz: La Passiflora caerulea prefiere una exposición a la luz solar directa o luz brillante. Cuanta más luz reciba, mejor será su floración.

La Passiflora caerulea es apreciada en jardinería por sus flores exóticas y su capacidad para cubrir cercas, pérgolas y estructuras similares.

Además de su valor ornamental, es cultivada por su fruto, la granadilla, que es sabrosa y se utiliza en la preparación de jugos y postres.

Algunas partes de la planta se han utilizado en la medicina tradicional en ciertas culturas para tratar afecciones menores, aunque su uso con fines medicinales debe ser supervisado por expertos.

La planta es atractiva para polinizadores, como abejas y mariposas, y su presencia puede contribuir a la biodiversidad en el jardín.