Este helecho epífito se caracteriza por tener dos tipos de frondas, o hojas: las frondas basales, que son estériles y abrazan la corteza del árbol en el que crece el helecho, y las frondas fértiles, que son las que se bifurcan y se parecen a los cuernos de un ciervo.
Luz: Prefiere la luz brillante e indirecta. Aunque puede tolerar condiciones de luz baja, una luz más brillante hará que sus «cuernos» sean más pronunciados.
Agua: Requiere un riego constante, pero también buen drenaje. Evita que el agua se estanque en el centro del helecho, ya que esto podría provocar la pudrición.

Una curiosidad sobre el Platycerium bifurcatum es su hábito de crecimiento epífito. En la naturaleza, estos helechos crecen en los árboles en lugar de en el suelo. Sin embargo, también pueden adaptarse a vivir en macetas, especialmente si se utiliza un medio de cultivo bien drenado. Es importante destacar que, a pesar de que estos helechos pueden crecer bastante, su tasa de crecimiento es bastante lenta, por lo que puede llevar varios años alcanzar su tamaño completo.